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jueves, 2 de enero de 2020

Vibra en abundancia.

Claves para vibrar en abundancia


Aún recuerdo mi primera asesoría financiera. Para aquella época mi total atención estaba en generar más ingresos para pagar deudas y tener tranquilidad. Pero cuál sería mi sorpresa al escuchar de labios de mi mentor la expresión: Los problemas de plata no se arreglan con plata. Se empieza por pagar tus deudas emocionales. Wow. Lo emocional, lo espiritual serían parte del problema financiero? Sí, la respuesta es afirmativa. Desde ese momento la tarea ha sido bien diferente. 

La abundancia es algo que todas las personas sin distinción alguna anhelan en sus vidas. Aunque la naturaleza es un ejemplo de abundancia infinita, es muy contradictorio ver como muchas personas viven vibrando en la carencia. La pregunta es el ¿por qué?

Tal vez en pocas palabras no responda a esta inquietud, pero sí podemos reflexionar en algunos elementos básicos que nos permitan crear un poco de conciencia de abundancia y que nos abra las puertas a los regalos que el universo tiene preparado para nosotros.

Para empezar, es bueno recordar que la abundancia no es exclusividad del plano económico, podemos ser abundantes en las diferentes dimensiones de nuestro ser: salud, amor, tiempo, relaciones, equilibrio, paz interior y dinero. 

Miremos algunas formas para empezar a vibrar en abundancia:

1. Vivir la Abundancia más allá del dinero

El factor económico es importante y genera estabilidad en las personas, pero es menester el valorar regalos como la salud y las relaciones armoniosas en nuestra vida. Puede que tu cuenta no tenga una cifra de más de siete dígitos, pero si miras a tu alrededor, tienes dinero suficiente para cubrir tus necesidades básicas, tienes alimentos en tu cocina y personas significativas para compartir la mesa. Eso es un buen principio de abundancia. 
Es posible que conozcas personas que sean abundantes económicamente, pero con grandes carencias en otros ámbitos y aún así el dinero no les brinda un estado emocional de felicidad . 
Empecemos entonces por reconocer nuestra abundancia. 
Saca lápiz y papel y escribe todo lo que tengas al día de hoy, en este inventario incluye lo material y lo inmaterial que te permite vivir con calidad. 

2.  Reconocer  las creencias limitantes.

Una creencia es un pensamiento que ha estado por mucho tiempo en nuestra mente o ha sido grabado en nuestro subconsciente por repetición, por personas cercanas y significativas y que terminan condicionando nuestra vida.

Las creencias limitantes son esa voz en off que todos tenemos y que si bien nos alertan de peligros, también nos paralizan e impiden alcanzar metas y avanzar.

Algunos ejemplos de creencias limitantes las encontramos en relación al amor  y al dinero. 
"Todos los hombres son iguales" "es mejor sola que mal acompañada", “El dinero es sucio”, “más tarda en llegar la plata que en haberse ido”, “Él que no se endeuda no tiene”, "la plata no nace en los árboles", "hay que trabajar duro para ganarse cualquier cosita". 

Necesitamos realizar un listado mental de todas esas frases que repites continuamente y empezar a liberarlas, cambiándolas por aquellas que representen la abundancia que queremos manifestar.

Recuerda cómo fue la relación de tus padres con el dinero cuando eras pequeño y piensa qué patrones de ellos quieres mantener en tu vida  y cuáles deseas alejar para obtener más fácil lo que deseas.

* Visualiza, escribe, repite, pero sobre todo siente decretos de abundancia que proyecten lo que quieres en tu vida, siempre en positivo, como algo ya logrado: 

“El dinero llega a mí de manera abundante y de formas inesperadas, yo confío en la provisión del universo”.

3. Invierte tiempo y dinero para entrenar tu mente.

Muchas personas desean cambios en su vida, pero se niegan a hacer cambios en sus hábitos. El poder de la visualización es muy poderoso, pero la acción es fundamental.

Los cambios y las trasformaciones llevan tiempo y necesitan de inversión. Si estás esperando recibir grandes cantidades de dinero pero te niegas a reinvertir un porcentaje del mismo en tu formación, algo no está funcionando correctamente. 


Los libros, las asesorías, los cursos, las terapias son diseñados por expertos que han invertido igualmente tiempo y dinero para acercarte un poco a ciertas herramientas que ellos mismos han podido aplicar en sus vidas, por eso cobran. Así que no esperes que todo te llegue de forma gratuita, algunas herramientas tendrán un costo económico, pero sobre todo un costo "tiempo".  Y por favor no te conviertas en un acumulador de técnicas que nunca o pocas veces aplicarás. 

Recuerda: La semilla después de plantada requiere de tiempo, paciencia y cuidados para ver los frutos. 


4. Activa la gratitud.


Tienes la opción de vivir en estado de reclamo o en estado de gratitud. 
En el primero estarás buscando lo que no tienes y vibrando desde la carencia y lo más seguro es que te llegue mucho más de lo mismo.

En la segunda opción podrás conectarte desde el reconocimiento de lo que posees y su valor. No negarás el deseo de cosas mejores, pero tu visión dejará de estar en la escasez. Una actitud de gratitud te permitirá valorar desde lo más pequeño hasta lo más grande. Te abrirá la visión y el disfrute. Un día soleado te permitirá caminar con la convicción de ser recargado con los rayos del sol, verás los colores del entorno y sentir los olores cálidos a tu paso. Pero igualmente un día frío y lluvioso será perfecto para disfrutar de algo caliente con una agradable compañía y dar gracias por el regalo refrescante para las plantas. 

Disfrutar de cada situación nos pone en estados emocionales favorables para vibrar en abundancia y atraer así nuevas situaciones de placer. 

Entonces manos a la obra, pequeños cambios y disciplina marcarán la diferencia. 

Y para ser consecuentes con este proceso me gustaría invitarte a hacer parte de un Reto maravilloso: La magia de la gratitud. Basado en el libro de la Magia de ronda Byrne.

Este taller lo desarrollaremos vía Whatsapp, desde la comodidad de tu hogar o empresa. 



Te gustaría participar de este reto de gratitud por 30 días? 

Déjame un mensaje y te estaremos informando del próximo proceso.



¿En que consiste el Taller La magia de la Gratitud?


Lee sobre el reto AQUÍ





martes, 8 de octubre de 2019

Buena suerte, mala suerte

Hoy quiero compartirte una reflexión que conocí en la universidad y me encantó. Espero que la disfrutes y en todo momento de tu vida afirmes: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!».
«Una historia china habla de un anciano labrador, viudo y muy pobre, que vivía en una aldea, también muy necesitada.
Un cálido día de verano, un precioso caballo salvaje, joven y fuerte, descendió de los prados de las montañas a buscar comida y bebida en la aldea. Ese verano, de intenso sol y escaso de lluvias, había quemado los pastos y apenas quedaba gota en los arroyos. De modo que el caballo buscaba desesperado la comida y bebida con las que sobrevivir.
Quiso el destino que el animal fuera a parar al establo del anciano labrador, donde encontró la comida y la bebida deseadas. El hijo del anciano, al oír el ruido de los cascos del caballo en el establo, y al constatar que un magnífico ejemplar había entrado en su propiedad, decidió poner la madera en la puerta de la cuadra para impedir su salida.
La noticia corrió a toda velocidad por la aldea y los vecinos fueron a felicitar al anciano labrador y a su hijo. Era una gran suerte que ese bello y joven rocín salvaje fuera a parar a su establo. Era en verdad un animal que costaría mucho dinero si tuviera que ser comprado. Pero ahí estaba, en el establo, saciando tranquilamente su hambre y sed.
Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para felicitarle por tal regalo inesperado de la vida, el labrador les replicó: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”. Y no entendieron…
Pero sucedió que, al dia siguiente, el caballo ya saciado, al ser ágil y fuerte como pocos, logró saltar la valla de un brinco y regresó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para condolerse con él y lamentar su desgracia, éste les replicó: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”. Y volvieron a no entender…
Una semana después, el joven y fuerte caballo regresó de las montañas trayendo consigo una caballada inmensa y llevándoles, uno a uno, a ese establo donde sabía que encontraría alimento y agua para todos los suyos. Hembras jóvenes en edad de procrear, potros de todos los colores, más de cuarenta ejemplares seguían al corcel que una semana antes había saciado su sed y apetito en el establo del anciano labrador. ¡Los vecinos no lo podían creer! De repente, el anciano labrador se volvía rico de la manera más inesperada.  Su patrimonio crecía por fruto de un azar generoso con él y su familia. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su extraordinaria buena suerte. Pero éste, de nuevo les respondió: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”. Y los vecinos, ahora sí, pensaron que el anciano no estaba bien de la cabeza. Era indudable que tener, de repente y por azar, más de cuarenta caballos en el establo de casa sin pagar un céntimo por ellos, solo podía ser buena suerte.
Pero al día siguiente, el hijo del labrador intentó domar precisamente al guía de todos los caballos salvajes, aquél que había llegado la primera vez, huído al día siguiente, y llevado de nuevo a toda su parada hacia el establo. Si le domaba, ninguna yegua ni potro escaparían del establo. Teniendo al jefe de la manada bajo control, no había riesgo de pérdida. Pero ese corcel no se andaba con chiquitas, y cuando el joven lo montó para dominarlo, el animal se encabritó y lo pateó, haciendo que cayera al suelo y recibiera tantas patadas que el resultado fue la rotura de huesos de brazos, manos, pies y piernas del muchacho. Naturalmente, todo el mundo consideró aquello como una verdadera desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”. A lo que los vecinos ya no supieron qué responder.
Y es que, unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Pero cuando vieron al hijo del labrador en tan mal estado, le dejaron tranquilo, y siguieron su camino. Los vecinos que quedaron en la aldea, padres y abuelos de decenas de jóvenes que partieron ese mismo día a la guerra, fueron a ver al anciano labrador y a su hijo, y a expresarles la enorme buena suerte que había tenido el joven al no tener que partir hacia una guerra que, con mucha probabilidad, acabaría con la vida de muchos de sus amigos. A lo que el longevo sabio respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!».
No sabemos si ese evento que nos llega cargado de dolor sea un motivo de próximas sonrisas.  Siendo así nada es malo, todo es bueno y favorable para nuestro crecimiento. 
«¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!».

Tienes alguna anécdota que nos quieras compartir de una situación que al comienzo te pareció negativa y luego trajo cosas positivas? Déjanos tu comentario.
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Abrazos de corazón. 

lunes, 2 de septiembre de 2019

El pájaro y el ángel.



"Había un pájaro que vivía en el desierto, muy enfermo, sin plumas, sin nada para comer, beber, sin refugio para vivir; maldiciendo su vida, día y noche.

Un día, un ángel estaba cruzando ese desierto y el pájaro detuvo al ángel y le preguntó:
- ¿A dónde vas?

El ángel respondió:
- Voy a encontrarme con Dios.

Entonces, el pájaro le pidió al ángel que, por favor, le preguntase a Dios cuándo terminaría su sufrimiento.

El ángel le dijo:
- ¡Por supuesto, lo haré!
Y el ángel se despidió del pájaro.

Al encontrarse con Dios, el ángel le compartió el mensaje del pájaro.

El ángel le contó su patética condición y preguntó cuándo terminaría su sufrimiento.

Dios respondió:
- Durante lo que le queda de vida, el pájaro no tendrá felicidad...

El ángel le respondió que cuando el pájaro oyera esto, se desanimaría.

Entonces, le preguntó si podría sugerir alguna solución para esto.

Dios le respondió:
- Dile que ore de esta manera: "Gracias Dios por todo"

El ángel volvió hasta al pájaro y le entregó el mensaje de Dios.

Una semana después, el ángel pasó de nuevo por el mismo camino y vio que el pájaro estaba muy feliz.

Las plumas habían crecido en su cuerpo, una pequeña planta creció en la zona desértica, un pequeño estanque de agua también estaba allí, y el pájaro estaba cantando y bailando alegremente.

El ángel estaba asombrado de cómo sucedió esto porque recordó que Dios dijo que por lo que le quedaba de vida, no habría felicidad para el pájaro.

Con esa inquietud en mente, fue a visitar a Dios de nuevo.

- Sí, estaba escrito que no habría felicidad para el pájaro por lo que le queda de vida, pero todo cambió debido a que el pájaro está orando diariamente "Gracias a Dios por todo", ante cada situación.

Cuando el pájaro caía sobre la arena caliente, decía "gracias a Dios por todo"

Cuando no podía volar, repetía "Gracias a Dios por todo" así cual sea la situación, el pájaro siguió repitiendo "Gracias a Dios por todo" y por lo tanto cambió lo que le quedaba de vida en siete días" 

Reflexión: 

Para muchas personas "Gracias" puede ser una simple palabra. Pero esa palabra, ese pensamiento nos lleva a reconocer todo lo que nos llega como un regalo. Hoy la invitación es a activar la gratitud en cada momento. 

Detente en este momento y da gracias por tres cosas que te han pasado en los últimos días. Qué tal si lo sigues haciendo por el resto de semana? Si decides hacerlo, regresa y déjame tu experiencia en la casilla de comentarios... y gracias por pasar a leernos.